Geneviève Jeanningros conmovió al mundo al romper el protocolo para llorar a los pies del ataúd de madera del papa Francisco. Pero para ella, fue un gesto más de su estrecha relación: “Era un padre, un hermano, un amigo. Todos lo echarán de menos”, dijo en diálogo con el Vatican News.
La hermana de Jesús, sor Geneviève, acercó al papa a los feriantes y las mujeres trans de Roma, a quienes les brinda su ayuda y asistencia desde hace 56 años.
Francisco la llamaba la “enfant terrible”. El papa la llamaba por teléfono, le hacía chistes cariñosamente.
El miércoles, después de salirse de la cola dentro de la basílica de San Pedro para llorar a su “amigo y hermano” más cerca, la monja de 82 le aseguró a la prensa que no podía hablar al respecto. “No, no puedo hacerlo. No quiero hablar con nadie, les pido disculpas”, repitió entonces.

“Siempre digo que era un padre, un hermano, un amigo. Todo el mundo le echará de menos. Y se nota. Me emociona ver a tanta gente”, declaró, y expresó que su comunidad está “triste”.
Sor Geneviève Jeanningros forma parte de la orden de las Hermanitas de Jesús y es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas durante la última dictadura en Argentina.

Sor Geneviève Jeanningros (centro) es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas durante la última dictadura en Argentina. (Foto: AFP /JUAN MABROMATA.)
También acercó a varias mujeres trans para que conversaran con el santo padre. “Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el papa, se la llevé y él rezó por ella”, contó a los medios vaticano